La exclusión de la unidad paracaidista en un acto institucional ha intensificado la controversia en torno al veto impuesto al Ejército en la ceremonia. Esta decisión ha suscitado críticas y debates en diversos sectores, tanto políticos como militares, sobre el alcance y la naturaleza de la exclusión de las Fuerzas Armadas en eventos públicos de relevancia. La ausencia de esta unidad emblemática marca un precedente en la organización de este tipo de actos, generando una ola de opiniones encontradas respecto a la presencia militar en espacios ceremoniales oficiales.
El origen de la polémica radica en la supuesta intención de mantener el carácter civil del evento, aunque este argumento no parece convencer a los detractores, quienes consideran que la participación militar es fundamental para resaltar la solemnidad y el simbolismo de la ceremonia. El debate se intensifica con la percepción de que el veto podría esconder motivaciones políticas, lo que aumenta las tensiones entre los defensores de la tradición castrense y aquellos que abogan por una separación más clara entre las instituciones civiles y militares.
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