En un enfrentamiento marcado más por la intensidad que por el buen juego, Espanyol y Athletic de Bilbao firmaron un empate 1-1 en el estadio de Cornellà. El partido se destacó por la resistencia defensiva del Espanyol y el acierto puntual de Roberto Fernández, quien aprovechó un error de Unai Simón para adelantar a su equipo en el marcador. Sin embargo, el Athletic, guiado por la habilidad de Oihan Sancet, logró nivelar el marcador tras una serie de intentos frustrados, coronando su esfuerzo con un gol que, si bien no fue estéticamente atractivo, indicó la persistencia del equipo vasco. A pesar del empate, el resultado dejó al Athletic consolidado en los puestos de Champions y al Espanyol fuera de la zona de descenso, cumpliendo ambos sus principales objetivos en la clasificación.
No obstante, el encuentro no estuvo exento de polémica. Durante la primera mitad, el árbitro se vio obligado a detener el juego debido a insultos racistas provenientes de la grada hacia el jugador Maroan Sannadi, siguiendo el protocolo establecido para estos incidentes. Iñaki Williams, quien hace cuatro años sufrió vejaciones similares en el mismo estadio, fue quien avisó al colegiado sobre los comentarios ofensivos, lo que motivó una respuesta formal y el aviso por parte de las autoridades del estadio. A pesar de este lamentable incidente, que empañó el ambiente del encuentro, el partido continuó, y ambas escuadras se dedicaron a un juego físico donde el Espanyol hizo gala de su estilo aguerrido, mientras el Athletic trataba de imponer su juego más técnico sin lograr concretar ocasiones claras de gol.
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