Robert Redford, icono indiscutible del cine, falleció a los 89 años, dejando un legado que transformó el estilo masculino en Hollywood. Redford logró un equilibrio entre ser un galán clásico y un símbolo sexual, aportando matices de fragilidad, tormento y libertad en sus personajes. Su magnetismo en la pantalla cautivó a audiencias de todo el mundo, presentando una nueva forma de masculinidad en el cine. Con su muerte, se cierra un capítulo significativo de la evolución del cine estadounidense, donde Redford no solo brilló como actor, sino también como un autor que no temía explorar los rincones oscuros de la historia y de la psyche humana.
A lo largo de su carrera, Redford dejó huella no solo con sus actuaciones sino también con su distintivo estilo. Sus elecciones estéticas, capaces de reformular la elegancia clásica masculina, se reflejan en cada uno de sus roles icónicos. Desde su interpretación de Jay Gatsby hasta sus atuendos más casuales en el set, Redford siempre mantuvo un aire de sofisticación que definió la moda de su época. Incluso en sus papeles como director, impuso una visión audaz y crítica que le valió el reconocimiento de la industria. Su capacidad para mezclar la elegancia con un espíritu rebelde y auténtico le aseguró un lugar eterno como héroe americano, redefiniendo la figura del «sex symbol» a lo largo de su vida.
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