La Comunidad Valenciana se encuentra sumida en una grave crisis debido a la devastadora dana que ha asolado la región desde el martes, causando al menos 155 muertos. La persistente tormenta, que ha descargado con intensidad especialmente en Castellón y el sur de Valencia, ha puesto en riesgo la estabilidad de estructuras críticas como la presa del embalse de Buseo. Por el momento, las autoridades aseguran que los niveles de agua comienzan a disminuir. En el epicentro del desastre, en el municipio de Paiporta, se han recuperado 62 cuerpos, mayormente de viviendas en planta baja y comercios. Los residentes de las zonas más afectadas enfrentan además falta de servicios básicos, con cortes de luz, agua y telecomunicaciones, mientras las carreteras se hallan en su mayoría inaccesibles.
La respuesta al desastre ha movilizado a 1,700 efectivos militares destinados tanto al rescate como a la distribución de ayuda esencial, que demora en llegar a quienes más lo necesitan, como niños y ancianos. La desesperación de los afectados resuena en municipios aislados donde, según la alcaldesa de Chiva, se requieren con urgencia alimentos y suministros. Ciudadanos solidarios de toda la Comunidad Valenciana se desplazan a pie para colaborar en estas labores, evitando usar vehículos para no obstruir las vías de acceso de los servicios de emergencia. Además, el temporal se extiende hacia otras regiones, activando avisos por riesgo extremo en Huelva, donde se han registrado inundaciones en varias zonas residenciales, poniendo en evidencia la magnitud de esta catástrofe que las autoridades intentan gestionar con el apoyo coordinado de los distintos niveles de gobierno.
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