Ricardo Darín, uno de los actores más destacados del cine contemporáneo, ha grabado su nombre en la memoria colectiva sin necesidad de la aclamación de Hollywood. Pese a que tres de sus películas compitieron por el Oscar y «El secreto de sus ojos» se alzó con la estatuilla, Darín nunca ha sido nominado a este premio ni ha trabajado en superproducciones de Estados Unidos. Este año, el actor argentino vuelve a las pantallas con la serie «El eternauta» en Netflix, tras tres años de descanso. A sus 68 años, Darín mantiene su autenticidad y se resiste a conformarse con simplemente alargar su biografía en Wikipedia con éxitos de taquilla internacionales.
La ausencia de Darín en las producciones estadounidenses no es una cuestión de falta de oportunidades, sino de una elección personal. En una entrevista de 2013, explicó por qué rechazó roles ofrecidos por directores reconocidos de Hollywood, como el papel de un narcotraficante mexicano en «El fuego de la venganza» de Tony Scott. A Darín le incomodó el estereotipo que se le proponía y no le movió la tentación del dinero, refiriendo un estilo de vida sencillo en el que se prioriza la satisfacción personal sobre la ambición desmedida. «La ambición te puede llevar a un lugar muy oscuro, desolador,» afirmó, subrayando que su felicidad no depende de grandes lujos, sino de la gratitud y el afecto que recibe de su público.
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