La vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, ha alcanzado una etapa crucial en su gestión al superar los 100 días en el cargo en un contexto donde la Unión Europea enfrenta múltiples desafíos. Ribera, quien dirige la Transición Limpia y la Competencia, ha destacado la complejidad de «metabolizar» cambios inesperados y ha subrayado la necesidad de no dar por sentado el progreso. Durante un conversatorio en Bruselas, enfatizó la importancia de unir recursos ante un escenario donde se cuestionan hechos y valores europeos. Ribera también aludió a la divergencia entre Europa y Estados Unidos, especialmente en torno a un orden internacional basado en reglas claras.
La discusión en torno a la seguridad en la UE fue otro punto relevante. Ribera subrayó que la defensa va más allá del aspecto militar, integrando ciberseguridad, cambio climático y otras interconexiones, especialmente tras episodios de vulnerabilidad como la pandemia. En cuanto a las percepciones de amenaza, Ribera comentó sobre la falta de proximidad física de algunos países, como España, a conflictos como el del flanco este europeo, generando una visión más optimista. Asimismo, resaltó el riesgo de fractura en la unidad europea, advierte sobre la necesidad de una Europa más unida y fuerte en diferentes ámbitos, desde la seguridad hasta la competitividad económica, enfrentando desafíos tecnológicos sin dejar de lado los principios verdes y estándares de mercado.
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