En un giro inesperado durante la moción de urgencia en el Ayuntamiento de Madrid, la portavoz socialista, quien se encontraba en el centro de la controversia por sus intercambios de mensajes con Aldama durante su tiempo como ministra, optó por no tomar la palabra. Este silencio por parte de la protagonista de la moción dejó a muchos sorprendidos, especialmente dado que se esperaba una defensa o aclaración respecto a los mensajes cuestionados que han generado un notable revuelo político. La situación tensa en el pleno reflejó la gravedad de las acusaciones y la presión bajo la que se encuentra la política, en un momento donde la transparencia y la rendición de cuentas son más demandadas que nunca por la ciudadanía.
Ante la ausencia de explicaciones directas por parte de la implicada, Rita Maestre, representante de otro grupo político, decidió intervenir en su defensa. Maestre articuló una serie de argumentos que parecían intentar suavizar el impacto negativo de las acusaciones sobre la portavoz socialista, destacando aspectos de su gestión y trayectoria política que, según ella, merecen un reconocimiento más allá de la coyuntura actual. Esta intervención fue recibida con opiniones divididas en el pleno, evidenciando un panorama político fragmentado y la complejidad de las alianzas en momentos críticos como este. La moción sirvió no solo para poner de relieve las tensiones internas y externas dentro de los partidos, sino también para exponer cómo las cuestiones personales y éticas pueden influir poderosamente en la esfera pública.
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