La ciudad de San Francisco ha implementado una nueva política para reducir el número de automóviles en el centro, buscando mejorar la calidad del aire y fomentar el uso de transporte público. Esta medida, que ha entrado en vigor esta semana, incluye la creación de más carriles exclusivos para autobuses y bicicletas, así como la restricción de acceso a vehículos particulares durante las horas pico. Las autoridades locales han destacado la importancia de esta iniciativa para combatir el cambio climático y mejorar la salud de sus ciudadanos, al tiempo que esperan un aumento en la eficiencia del sistema de transporte público.
Los residentes y comerciantes de la zona han tenido reacciones mixtas ante la nueva regulación. Algunos aplauden el esfuerzo por hacer de San Francisco una ciudad más sostenible y segura para los peatones, mientras que otros temen que las restricciones afecten el flujo de clientes y provoquen atascos en las áreas circundantes. El Ayuntamiento ha prometido monitorear de cerca el impacto de estas medidas y realizar ajustes según sea necesario, subrayando su compromiso con un futuro más limpio y accesible para todos los habitantes de la ciudad.
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