La vasta Amazonía, descrita en la emblemática novela «La Vorágine» como una región que parece absorber a toda forma de vida, continúa siendo un desafío para los esfuerzos humanos de monitoreo y conservación. Enfrentando problemas como la deforestación, la minería ilegal y el tráfico de especies, la región está hoy en el centro de una resonante lucha por equilibrar la explotación y el cuidado del ambiente. En este contexto, la utilización de drones y satélites se ha convertido en una herramienta primordial para el monitoreo en tiempo real de esta región crucial para el equilibrio ambiental del planeta. Instituciones como la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) han implementado sobrevuelos y tecnologías avanzadas para observar el estado de la selva, monitorear la densidad del ganado, la apertura de vías y enfrentar cuestiones legales relacionadas con la selva, aunque los aviones presentan altos costos y limitaciones operativas.
Para suplir estas limitaciones, el uso de satélites y plataformas como Global Forest Watch proporcionan datos cruciales sobre la Amazonía. En Brasil, el proyecto Prodes monitorea la deforestación desde 1988, proporcionando cifras oficiales que reflejan las consecuencias de la actividad humana. Por otro lado, el programa MAAP (Monitoring of the Andes Amazon Program) ofrece un monitoreo constante de toda la Amazonía, involucrando a múltiples organizaciones internacionales y locales. Combinando tecnología satelital con drones y algoritmos, este tipo de proyectos permite un enfoque más completo, detallando la pérdida de selva y apoyando a comunidades indígenas en la protección de sus territorios. Pese al uso de estas tecnologías, enfrentan desafíos significativos como la cobertura nubosa persistente y problemas de seguridad en zonas conflictivas que limitan el uso de drones, resaltando la necesidad de colaboración con las comunidades locales para lograr un manejo sostenible y efectivo de la Amazonía.
Leer noticia completa en El Pais.