El concepto de «clásico», según la Real Academia Española, se refiere a aquello que sirve como modelo o referencia en diversas artes o ciencias. En el mundo de la coctelería, esta noción se refleja en la existencia de recetas de cócteles que han permanecido inalterables a través del tiempo, sirviendo de base para la innovación culinaria. Un claro ejemplo de esta evolución es el uso del whisky Johnnie Walker Black Label, un blend premium envejecido durante 12 años, que ha encontrado un lugar preferencial en la creación de los llamados cócteles clásicos, ofreciendo una nueva dimensión de sabores y complejidades gracias a su elaboración con Single Malts y whiskies de grano de diversas regiones escocesas. De esta forma, el Johnnie Walker Black Label se convierte en el equilibrio perfecto entre lo nuevo y lo tradicional.
Este whisky ha demostrado ser un aliado perfecto para la preparación de clásicos como el Whisky Sour, donde sus notas a caramelo y frutas dulces complementan a la perfección la acidez característica del cóctel. Por otro lado, en un Old Fashioned, sus toques ahumados enriquecen una mezcla ancestral de azúcar, bitters y cítricos, mientras que en un Johnnie & Ginger, las notas de vainilla y especias del whisky contrastan con el picante burbujeo del ginger ale. Finalmente, en un Johnnie & Lemon, el destilado despliega su riqueza aromática con frutas secas y una boca especiada, logrando un balance perfecto en este cóctel minimalista. Así, Johnnie Walker Black Label no solo rinde homenaje a los cócteles clásicos, sino que también los revitaliza, mostrando que lo eterno puede ser contemporáneo cuando se emplean ingredientes de calidad superior.
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