El vinagre de limpieza, con una concentración de ácido acético de 8 grados, es un eficaz desinfectante y quitamanchas doméstico que no debe ser ingerido, a diferencia de los vinagres consumibles que tienen entre 3 y 5 grados de acidez. Ciudadanos como Pablo Fons, un economista residente en Bruselas, destacan por su uso responsable y sostenible de este tipo de vinagre y otros productos de limpieza, reutilizando envases y separando adecuadamente los residuos. Fons aprovecha prendas rotas convertidas en trapos y sigue prácticas como la reutilización de cepillos de dientes para limpiar superficies pequeñas. El vinagre, además, no se debe mezclar con lejía debido a los peligrosos vapores que libera.
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