El pasado 26 de diciembre, DeepSeek, una discreta empresa china, revolucionó el panorama tecnológico al presentar una innovadora tecnología de inteligencia artificial que se alinea con los sistemas de vanguardia de titanes como OpenAI y Google. Este desarrollo no solo impresiona por su competencia, sino que además destaca por su economía de recursos en comparación con sus rivales más grandes. DeepSeek logró desarrollar su sistema, DeepSeek-V3, utilizando un número significativamente menor de procesadores especializados, derribando la percepción de que se requieren exorbitantes inversiones para lograr avances significativos en inteligencia artificial.
Estos procesadores, elementos centrales en la rivalidad tecnológica entre Estados Unidos y China, están condicionados por restricciones comerciales de exportación impuestas por los Estados Unidos, con el fin de mantener su liderazgo en el sector de la inteligencia artificial. En este contexto, la capacidad de DeepSeek para avanzar con recursos limitados genera dudas sobre la efectividad de tales políticas. La startup china utilizó solo unos 6 millones de dólares en recursos computacionales para alcanzar este hito, una cifra que palidece frente a los supuestamente 100 millones invertidos por empresas como Meta en tecnologías comparables.
Chris V. Nicholson, perteneciente a Page One Ventures, señaló la viabilidad de que más empresas se vean tentadas a invertir cifras cercanas a los 6 millones, lo que podría democratizar el acceso a tecnologías sofisticadas de inteligencia artificial. Hasta ahora, se pensaba que únicamente las corporaciones con vastos recursos financieros podían embarcarse en competencias al nivel de los grandes de la IA, entrenando sus sistemas en supercomputadoras que consumen miles de chips. De manera asombrosa, DeepSeek logró operar con apenas 2000 chips de Nvidia, una muestra de cómo las limitaciones en la disponibilidad de chips han enmarcado la innovación en China, según Jeffrey Ding de la Universidad George Washington.
En un contexto de intensificación de las restricciones estadounidenses para impedir que China adquiera chips avanzados, presuntamente para evitar su potencial empleo en usos militares, empresas chinas exploran el almacenamiento de chips y su adquisición en mercados alternativos. DeepSeek, originalmente vinculada al comercio cuantitativo de acciones, ha reinvertido sus beneficios en la compra de chips de Nvidia desde 2021, concentrando sus esfuerzos en la investigación de inteligencia artificial en lugar de en el desarrollo de productos de consumo. Esto le ha permitido navegar hábilmente entre las estrictas regulaciones chinas sobre inteligencia artificial de consumo, atrayendo talentos destacados y permitiéndose explorar amplias aplicaciones, desde la creación poética hasta la superación de exámenes complejos.
Aunque las principales firmas estadounidenses continúan empujando los límites de la inteligencia artificial, los recientes logros de DeepSeek subrayan la creciente pericia china en este ámbito. También reflejan una inclinación hacia el avance de la IA de código abierto, una tendencia que gana tracción a medida que empresas como Meta empiezan a liberar sus tecnologías. Este fenómeno posiciona a China como un protagonista clave en la innovación en inteligencia artificial, representando un reto estratégico a la hegemonía estadounidense en este campo.
El diálogo en torno a los riesgos potenciales asociados a la apertura de la IA en Estados Unidos —como la propagación de desinformación— se vuelve cada vez más relevante a medida que la comunidad global de código abierto, una influencia creciendo bajo el liderazgo chino, comienza a definir el rumbo del desarrollo de la inteligencia artificial, sugiriendo un cambio geopolítico trascendental en el escenario tecnológico mundial.