Los tributos en memoria de Diogo Jota, fallecido junto a su hermano en un trágico accidente de tráfico, han resonado a lo largo y ancho del mundo del fútbol. En un emotivo gesto, Ousmane Dembélé decidió homenajear al futbolista portugués tras anotar el gol que sentenció la victoria del Bayern de Múnich sobre el Paris Saint-Germain en los cuartos de final del Mundial de Clubes. Su celebración, que evocó el estilo de Jota, consistió en sentarse en el césped y simular que jugaba con un mando de videoconsola, recordando una de las características celebraciones del delantero del Liverpool.
Previamente al encuentro, los equipos de PSG y Bayern se unieron para rendir homenaje a Jota y su hermano, guardando un sentido minuto de silencio que fue respetado por los más de 66,000 aficionados presentes en el Mercedes-Benz Stadium de Atlanta. Este gesto subraya la profunda conexión que el mundo del deporte mantiene con sus figuras, especialmente en momentos de dolor y reflexión tras la pérdida de talentos jóvenes y prometedores.
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