El enfrentamiento entre el Barça y el Benfica en el marco de los octavos de final de la UEFA Champions League vivió un momento inusual cuando el árbitro detuvo el juego al 15′ para permitir que los jugadores musulmanes, como Lamine Yamal, pudieran romper el ayuno al caer el sol, siguiendo las prácticas del Ramadán. Este parón, similar a las pausas de hidratación realizadas en los meses más cálidos, se volvió crucial para algunos deportistas que, dada la exigencia de la competición, optan por mantener el ayuno incluso durante partidos tan relevantes como este. La pausa se produjo después de un emocionante inicio en el que Raphinha adelantó al conjunto culé en el minuto 10, seguido rápidamente por el empate de Otamendi para el Benfica, reflejando el ritmo intenso con el que se desarrollaba el encuentro.
Tan solo un minuto duró la pausa antes de que el partido continuara con normalidad y se resolviera a favor del Barça antes del descanso, gracias a otro gol de Raphinha y uno más de Yamal. Este tipo de interrupciones se integran cada vez más en el ámbito deportivo europeo, mostrando sensibilidad hacia las prácticas religiosas de los jugadores. Además, demuestran cómo el fútbol y otros deportes se adaptan a las necesidades y diversidades culturales de sus protagonistas, respetando tanto el marco competitivo como las creencias personales. Mientras la normativa de la religión musulmana permite ciertas excepciones durante el Ramadán, muchos atletas prefieren continuar con sus tradiciones, enfrentándose al reto adicional de rendir al máximo nivel sin alimento hasta el anochecer.
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