En un revelador audio que ha cambiado el enfoque sobre la gestión de la DANA que azotó la Comunidad Valenciana el 29 de octubre, Miguel Polo, presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), admitió que durante dos horas y media cruciales no se transmitió información sobre el caudal del barranco del Poyo. Este apagón informativo coincidió con el momento crítico en el que la creciente del barranco se tornó descontrolada, con el flujo que pasó de 28,7 metros cúbicos a un alarmante 1.686 metros cúbicos. A pesar de las preguntas formuladas por Raúl Mérida, secretario autonómico de la Conselleria de Medio Ambiente, Polo se limitó a excusarse afirmando que la CHJ no es un organismo de emergencias, subrayando la falta de comunicación esencial que privó a las autoridades locales de la información necesaria para responder adecuadamente.
El impacto del silencio informativo quedó corroborado por la Generalitat Valenciana, que había sostenido que la falta de advertencias por parte de la CHJ, un organismo dependiente del Ministerio de Transición Ecológica entonces liderado por Teresa Ribera, contribuyó a la tragedia que resultó en la pérdida de 227 vidas, 219 de ellas en la región. En un momento en que la atención de la CHJ se centró en la presa de Forata, que alcanzó su capacidad máxima, se desatendió la crítica situación del barranco del Poyo, desbordando localidades como Paiporta, Torrent y Picanya. Desde entonces, el Gobierno no ha ofrecido explicaciones sobre la falta de comunicación en estos momentos decisivos, dejando en el aire interrogantes sobre las acciones y prioridades durante el desastre.
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