Tras el fallecimiento del Papa, el Colegio de Cardenales asume la máxima autoridad en el Vaticano, encargándose de llevar adelante el proceso de elección del nuevo Sumo Pontífice. En este contexto, surge la cuestión de si el cardenal Angelo Becciu, una figura controvertida dentro de la Iglesia, podrá participar en el cónclave que se llevará a cabo en la Capilla Sixtina. Esta decisión recae plenamente en el Colegio de Cardenales, quienes deben evaluar si Becciu, quien ha enfrentado acusaciones de mal manejo financiero, será admitido en el proceso de votación.
El debate sobre la participación de Becciu se intensifica, reflejando las tensiones internas dentro del Vaticano sobre temas de transparencia y ética. A pesar de las acusaciones, Becciu ha mantenido su inocencia y su disposición a contribuir con la Iglesia. Este dilema no solo influye en la dinámica interna del cónclave, sino que también se considera un reflejo del desafío que enfrenta la Iglesia Católica en su esfuerzo por mantener la integridad y la confianza entre sus fieles. La resolución de este problema será clave para definir el rumbo futuro del Vaticano en una etapa de transición tan importante como la elección de un nuevo Papa.
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