Un estudio realizado por investigadores del Massachusetts General Brigham ha descubierto una preocupante correlación entre el retraso en los horarios de las comidas, particularmente el desayuno, y un aumento en el riesgo de mortalidad en personas mayores. Publicado en la revista Communications Medicine, el análisis reveló que la tasa de supervivencia a diez años se sitúa en el 86,7% para quienes tienen hábitos de alimentación tardía, en contraste con el 89,5% de aquellos que comen más temprano. Este hallazgo sugiere que los cambios en los horarios de las comidas pueden ser un indicador importante del estado de salud general en esta población.
El autor principal del estudio, Hassan Dashti, nutricionista y biólogo circadiano, destacó que los adultos mayores deben considerar mantener horarios consistentes de comida como parte de una estrategia para promover un envejecimiento saludable. Señaló que desayunar más tarde se ha vinculado sistemáticamente con problemas como la depresión y la fatiga. Además, el estudio, que analizó datos de 2.945 adultos en el Reino Unido a lo largo de más de 20 años, refuerza la idea de que «el desayuno es la comida más importante del día,» especialmente para las personas mayores en un contexto donde las prácticas de ayuno intermitente están en auge.
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