En un esfuerzo por proteger y preservar la biodiversidad en la Comunidad de Madrid, se están implementando medidas innovadoras para gestionar las especies invasoras y revitalizar antiguos terrenos mineros transformándolos en acogedores hábitats naturales. En la subcuenca del Jarama, donde se encuentra una lámina de agua catalogada en el Registro de Embalses y Humedales de la región, las autoridades están trabajando en un ambicioso proyecto de restauración ecológica.
El control de especies invasoras como mapaches, visones americanos, y cangrejos americanos, entre otros, se está realizando mediante trampas flotantes que no causan daño a los animales. Este método permite que los animales nativos sean liberados nuevamente en su entorno, mientras que las especies exóticas son trasladadas al Centro Regional de Animales Silvestres (CRAS) de Tres Cantos para su estudio y manejo. Esta acción busca minimizar la competencia que sufren las poblaciones autóctonas, permitiendo que se consoliden y fortalezcan.
La intervención actual abarca un espacio que en su origen nació del aprovechamiento minero en la segunda mitad del siglo XX. La extracción de arenas y gravas dejó como legado un paisaje de orillas escasas y profundidades pronunciadas, un desafío que ahora se está convirtiendo en oportunidad para la vida silvestre. El Gobierno regional ha destinado cerca de 484.184 euros a tareas de dragado y reconfiguración del área sureste, además de reformar una isla que servirá de refugio para aves que dependen del lodo como hábitat.
Dentro del marco del proyecto, se contempla también la reintroducción del galápago europeo, un reptil que ha desaparecido del área desde 2020 y que figura como especie en peligro de extinción. Las obras en curso incluyen la construcción de un observatorio de aves, la preparación de una base para una colonia de avión zapador y el acondicionamiento de un embarcadero junto a una senda con acceso público. Se espera que estas iniciativas contribuyan a la recuperación de este entorno único.
Además, se instalará un vallado que establecerá una zona de reserva natural, junto a una isla artificial equipada con cajas nido para autillos y murciélagos. Igualmente, se prevé la creación de hábitats favorables para mariposas y otros polinizadores, vitales para el equilibrio ecológico del entorno.
Con estos pasos, se avanza no solo en la protección de la biodiversidad local, sino también en la creación de un espacio que permita a los visitantes disfrutar de la naturaleza respetando la conservación de especies. La finalización del proyecto, prevista para la primavera de 2025, marca un esfuerzo continuo en pos de un desarrollo sostenible y una convivencia armoniosa entre hombre y naturaleza en la región de Madrid.