En el marco de las anticipadas elecciones al Bundestag, Alemania se enfrenta a un momento decisivo que podría redefinir su liderazgo político y su papel en la Unión Europea. La jornada electoral de este domingo ha sido marcada por la calma en los colegios electorales de Berlín y una alta relevancia mediática teniendo en cuenta el impacto de ataques terroristas recientes atribuidos a inmigrantes ilegales. Las fuerzas políticas han enfocado gran parte de sus campañas en estas cuestiones, reflejando la creciente inquietud del electorado respecto a la seguridad y a los desafíos económicos que enfrenta el país, que sigue bajo la sombra de una posible crisis financiera prolongada. Los líderes de los principales partidos han ejercido su derecho al voto en sus respectivas circunscripciones, manifestando optimismo en sus respectivos cierres de campaña mientras los votantes acuden a las urnas.
Friedrich Merz, el candidato mejor posicionado según las encuestas, votó en Arnsberg, liderando la Unión Demócrata Cristiana (CDU) en sus propuestas de control migratorio y reactivación económica. Por su parte, Olaf Scholz, actual canciller y candidato socialdemócrata (SPD), ha emitido su voto en Potsdam, intentando remontar en las encuestas y mantener su posición frente a sus rivales políticos. Paralelamente, el partido Alternativa para Alemania (AfD), con su propuesta de reinstaurar el servicio militar obligatorio, se ubica como una fuerza de creciente relevancia. El desenlace de estas elecciones es observado con gran interés no solo por los ciudadanos alemanes, sino también por el resto de Europa, dado que el resultado podría influir significativamente en el futuro político y económico del continente, además de abrir puertas a posibles coaliciones gubernamentales.
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