El Parque del Retiro, uno de los espacios verdes más emblemáticos de Madrid, ha sido un refugio de naturaleza y cultura para locales y turistas desde su apertura al público en 1868. Originalmente concebido en el siglo XVII como jardín privado del rey Felipe IV, el parque cuenta con 125 hectáreas que albergan importantes construcciones como el Palacio de Cristal y el Estanque Grande. A lo largo de su historia, El Retiro no solo ha ofrecido un espacio de recreo, sino también un centro cultural con eventos y exposiciones que contribuyen a su rica biodiversidad. Sin embargo, frente a la creciente afluencia de visitantes han surgido ciertos desafíos que han obligado a las autoridades a implementar regulaciones estrictas para proteger este pulmón verde de la ciudad.
Entre las nuevas normativas destaca la prohibición de acceso para vehículos a motor, a excepción de aquellos con permiso especial, así como un máximo de velocidad de 20 km/h dentro del parque. Las normas también abarcan la tenencia de perros; estos deben ir atados con correa a excepción de ciertos horarios, y para los considerados potencialmente peligrosos, el uso de correa y bozal es obligatorio en todo momento. Las celebraciones como picnics están permitidas, pero no así fiestas de cumpleaños o eventos similares que puedan generar residuos. Cualquier evento dentro del parque requiere un permiso explícito del Ayuntamiento de Madrid y debe cumplir con un conjunto de estrictas regulaciones que buscan proteger el entorno natural del parque, garantizando su integridad y la seguridad de todos sus visitantes.
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