Francia afrontará elecciones legislativas adelantadas el 30 de junio y 7 de julio debido al declive de los liberales y el auge de la ultraderecha en las recientes elecciones europeas. El gobierno entrante no solo deberá abordar una crisis política, sino también recuperar la confianza de los inversores, enfrentando un déficit superior al 5% y una deuda pública prevista en más del 110% del PIB. La situación genera volatilidad en los mercados y un nervioso inicio de verano, según analistas como Alex Everett y Benjamin Melman. La formación de un parlamento euroescéptico podría agravar la incertidumbre, aunque las opiniones divergen sobre si el problema financiero de Francia afectará al resto de Europa.
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