Hace un año, la catedral de Notre Dame en París marcó un hito importante en su proceso de reconstrucción: la colocación de su nueva aguja, un símbolo icónico para los parisinos y un compromiso personal del presidente francés, Emmanuel Macron, tras el devastador incendio de 2019. Este evento fue grabado en un vídeo que capturó el momento en que la aguja de 96 metros fue ubicada en lo alto de la catedral, reproduciendo fielmente el diseño original del arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, incluyendo su estructura de madera y revestimiento de plomo, este último generando cierta controversia debido a sus implicaciones para la salud. A medida que se retiraba el andamiaje que rodeaba la estructura, la Notre Dame volvía a mostrar su majestuosidad, realzada por la limpieza de sus paredes interiores con una innovadora técnica de látex, lo que devolvió a la piedra su color original a pesar de divisiones entre críticos sobre el resultado visual.
Durante los Juegos Olímpicos de París, los asistentes pudieron apreciar el avance en las obras, destacando la parte superior completada con una cruz y un gallo de cobre. El proceso de restauración involucró también el renombrado techo conocido como «La Forêt», para el que se usaron 1.400 robles franceses. Este ambicioso proyecto se realizó con el apoyo de artesanos expertos en carpintería medieval, asegurando el uso de técnicas auténticas, similares a las del proyecto Guédelon. La culminación de estos esfuerzos marca casi seis años de arduo trabajo tras el incendio que asoló el emblemático monumento, cumpliendo con el compromiso de reabrir la catedral en 2024, lo que representa un logro significativo no solo para Francia, sino también para el patrimonio cultural mundial.
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