En la Plaza de Alfons el Savi del Parc de les Aigües, Barcelona, se encuentra el carrusel más antiguo de la ciudad, un rincón poético que revive con cada giro la nostalgia de los antiguos pegasos de madera. Conocido como Patufet, este carrusel es gestionado por un matrimonio de médicos ajenos al mundo de las ferias pero profundamente comprometidos con la preservación histórica de esta atracción. Fabricado en Reus y con más de 90 años de existencia, Patufet ha viajado a través de diferentes ubicaciones, instalándose de forma permanente en su sitio actual en 2011. La atracción sufrió una remodelación significativa en 2010, donde se restauró su estructura original, incluyendo una plataforma metálica y la meticulosa reparación de sus piezas de madera. La delicada tarea de mantener el carrusel recae en las manos de Francesc Palau, un mecánico especialista en coches clásicos que comparte el amor por la historia y la autenticidad del matrimonio.
A pesar de no recibir subvenciones, Patufet permanece en la plaza como un testimonio de generosidad y mecenazgo hacia la ciudad, atrayendo a las generaciones actuales que reviven recuerdos de la infancia de sus padres. Durante la pandemia, el carrusel se convirtió en un símbolo de resiliencia, abrigando la imagen de un niño llorando porque sus caballitos estaban encerrados. Aunque han recibido ofertas de compra de coleccionistas tanto locales como internacionales, sus actuales cuidadores se niegan a venderlo, impulsados por su pasión por las antigüedades más que por el beneficio económico. Patufet se conserva como un trozo de historia viva en una era donde estas criaturas mecánicas han pasado a ser objetos de fascinación y conservación en museos de diferentes partes del mundo. La joya histórica de Barcelona sigue girando para el deleite de niños y adultos, asegurándose de que los pegasos de madera sigan cabalgando bajo el sol del Mediterráneo.
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