La pandemia de COVID-19 trajo consigo una reducción significativa en el uso del transporte público en Madrid. El Metro de la capital experimentó una bajada del 45% en su número de usuarios. A pesar de la drástica caída en los pasajeros, el número de trenes operativos se mantuvo similar al período pre-pandémico, lo cual se implementó en un esfuerzo por mantener el distanciamiento social y asegurar la disponibilidad de espacio para los usuarios. Estas medidas formaron parte de los nuevos protocolos que fueron necesarios adoptar durante la emergencia sanitaria para garantizar la seguridad de la población que dependía del transporte público para sus desplazamientos diarios.
Por otro lado, la Empresa Municipal de Transportes (EMT) también implementó cambios importantes en la limpieza y el mantenimiento de su flota de autobuses para contrarrestar la propagación del virus. Las labores de higiene se intensificaron, y los 4.000 autobuses de la empresa comenzaron a ser desinfectados dos veces al día. Estas acciones, junto con el uso obligatorio de mascarillas y la instalación de dispensadores de gel desinfectante, buscan proporcionar un entorno más seguro para los usuarios y los empleados. Aunque el contexto ha cambiado desde lo peor de la pandemia, algunos de estos protocolos de limpieza y seguridad continúan vigentes como una precaución ante posibles riesgos futuros.
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