En el corazón del entorno natural protegido, se ha implementado un nuevo reservorio de calidad que promete mejorar la conservación de la población caprina. Este proyecto busca promover ejemplares con buen desarrollo morfológico y óptimas condiciones físicas, garantizando su resistencia ante los elementos externos y eliminando la actividad cinegética para su protección.
El consejero Novillo ha presentado un balance de las labores realizadas en 2024 y adelanta las nuevas medidas para 2025. Estas iniciativas se orientan a optimizar la gestión de la población caprina mediante un aumento en la vigilancia, con muestreos sistemáticos y observación directa de los rebaños. Asimismo, se contempla un descenso controlado de capturas vivas y ajustes en los aprovechamientos cinegéticos, junto con un mayor esfuerzo para combatir el furtivismo.
En materia sanitaria, se intensificará el control epidemiológico y se adoptarán técnicas de saneamiento no invasivas. Además, se llevará a cabo una nueva evaluación en cada territorio habitado, para determinar el número adecuado de ejemplares por sexo y edad, evitando que se conviertan en una amenaza para el ecosistema.
El último censo, realizado en 2024, cifra la población en 3.721 animales, concentrados mayormente en la zona de Cuerda Larga-Pedriza, con un pequeño grupo en los Montes Carpetanos. Esto supone un descenso del 35,89% respecto a 2021, cuando se contaban 5.804 ejemplares, y un 40,52% desde 2019, con 6.256.
El consejero ha valorado positivamente esta disminución, que ha frenado el crecimiento desmedido de la población de ungulados, responsable de daños en la flora y fauna locales. Esta situación ha sido revertida gracias a la intervención de expertos medioambientales, quienes han promovido la redistribución de machos y hembras a otras reservas que los necesitan y han gestionado la dinámica poblacional para reducir tasas de reproducción y mejorar la supervivencia juvenil.
El reto ahora es estabilizar la población, manteniendo una estructura adecuada en la pirámide de edad y un reparto equilibrado en las diversas áreas de distribución. Para alcanzar este objetivo, se establecerá un seguimiento sistemático e individualizado de los rebaños en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, asegurando así la conservación del entorno natural en que habitan.