En Bangkok, las autoridades han informado del hallazgo de al menos cuatro cadáveres más en los escombros de una torre de 30 plantas que colapsó como consecuencia del terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Birmania el 28 de marzo. Con este descubrimiento, el total de fallecidos en el derrumbe asciende a 21, mientras que aún se busca a otras 73 personas que se teme fueron atrapadas bajo el amasijo de cemento y metal cerca del popular mercado de Chatuchak. La intensidad del sismo, cuyo epicentro se ubicó cerca de Mandalay, a más de 1.000 kilómetros de Bangkok, ha obligado a las autoridades a centrar sus esfuerzos en la demolición de escombros, una tarea que consideran se prolongará por un mes, al tiempo que se enfrenta la dolorosa realidad de hallar cada vez menos esperanzas de encontrar supervivientes.
El terremoto ha dejado una estela devastadora en la región, cobrándose más de 3.550 vidas en Birmania y causando 2.300 heridos. Asimismo, en Tailandia, además de las víctimas del desplome, cinco personas fallecieron debido al movimiento telúrico, entre ellas dos hombres que estaban en sus viviendas cuando ocurrió el desastre. Chadchart Sittipunt, gobernador de Bangkok, subrayó la importancia de verificar el ADN de los cuerpos encontrados antes de actualizar las estadísticas de víctimas, y enfatizó el enfoque en la recuperación y traslado seguro de escombros como una prioridad urgente. Así, el esfuerzo conjunto de rescate y remoción de escombros continúa en ambas naciones, mientras la región enfrenta el impacto humanitario de uno de los sismos más mortales en los últimos años.
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