El primer ministro de Francia, Sébastien Lecornu, ha presentado su dimisión al presidente Emmanuel Macron apenas horas después de revelar los nombres de su Gobierno. La decisión de incluir figuras del pasado, como el exministro Bruno Le Maire, suscitó rechazo inmediato tanto de la oposición como de potenciales aliados como Los Republicanos. Este escenario, sumado al anuncio de censura por parte de los socialistas, forzó la renuncia del mando más breve en la historia del país. La situación revive la crisis política que se arrastra desde la pérdida de confianza del ex primer ministro François Bayrou, provocando incertidumbre respecto al futuro político de Francia.
El nombramiento de Lecornu y su abrupta caída evidencian una fragmentación parlamentaria sin precedentes desde las elecciones de 2024. La falta de consenso y previsión política se manifiestó en una alineación de ministros en su mayoría continuistas del centro-derecha, como Bruno Retailleau en Interior y Rachida Dati en Cultura. La presión sobre Macron aumenta con voces como la de Jean-Luc Mélenchon demandando su destitución, mientras figuras del ultraderechista Reagrupamiento Nacional como Jordan Bardella presionan por disolver la Asamblea. En este contexto, la estabilidad política parece lejana y el panorama electoral se vislumbra con la posible ascensión de la ultraderecha, favorita en las encuestas.
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