En medio de una atmósfera cargada de tensión, se llevaron a cabo diversos homenajes en el País Vasco marcados por intensos actos de protesta. Las manifestaciones se centraron en exigir la independencia del territorio, con gritos constantes que resonaban en las calles, mientras se desplegaban pancartas y se quemaban banderas como parte de una declaración simbólica y contestataria. La jornada de movilizaciones reflejó un claro desafío hacia el gobierno de Pedro Sánchez, a quienes los manifestantes demandaban mayor autonomía y respeto por las aspiraciones políticas de la región.
La quema de banderas españolas se destacó como uno de los actos más visuales y controvertidos, simbolizando el desacuerdo profundo con el estado central. Los manifestantes, entre los cuales se encontraban figuras destacadas de movimientos independentistas, aprovecharon la ocasión para mostrar un rechazo vigoroso hacia las políticas actuales del gobierno central, mientras clamaban por un cambio que refleje su deseo de soberanía. Estas acciones han evidenciado las tensiones latentes y la persistencia de un conflicto que sigue vigente en el debate político del país.
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