El Ćira, un histórico tren que alguna vez conectó Sarajevo con Belgrado a través de las majestuosas laderas de los Alpes Dináricos, ha vuelto a la vida gracias a una iniciativa local en Mokra Gora, Serbia. Originalmente construido como parte de un ambicioso proyecto para unir Serbia con el imperio austro-húngaro antes de la Primera Guerra Mundial, el ferrocarril fue un testigo mudo de las tensiones geopolíticas y un recordatorio de los sacrificios humanos hechos para vencer la difícil orografía del terreno. En su construcción, que costó aproximadamente 75 millones de coronas de oro, se empleó a prisioneros de guerra, de los cuales muchos perecieron trágicamente en accidentes durante las obras. Sin embargo, a pesar de su costo exorbitante y la tragedia personal vinculada a su historia, el Ćira dejó de operar en 1974, debido a los crecientes desafíos técnicos y económicos.
El reavivado recorrido del Ćira, aunque limitado, devuelve a los viajeros un fragmento de una ruta que una vez fue vital para la región. El trayecto actual transcurre por 13,5 kilómetros entre Mokra Gora y Vitasi, atravesando 22 túneles y cruzando cinco puentes, ofreciéndoles a los turistas una evocadora experiencia de la historia y el paisaje sorbio-bosnio. Este tren, cuyo diseño en forma de «ocho» fue concebido para suavizar la abrupta topografía de los Montes Tara, sigue siendo una conexión cultural y nostálgica con un pasado común, evocando los días del Estado yugoslavo. A pesar de que el Ćira no llegue a la hasta ahora inalcanzable Sarajevo, simboliza un intento de sanar memorias colectivas dañadas por años de conflicto y desintegración, atrayendo a cerca de 100,000 pasajeros anualmente a redescubrir los caminos de hierro perdidos del siglo pasado.
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