El Atlético de Madrid mostró un prometedor inicio en su enfrentamiento contra el Espanyol, exhibiendo un fútbol más vistoso con Julián Álvarez como protagonista, arropado por Baena y Almada. Sin embargo, un cambio estratégico de Simeone desdibujó su juego, resultando en una derrota 2-1. El argentino había marcado un gol de tiro libre en el minuto 36, pero la respuesta de los locales llegó con los tantos de Miguel Rubio y Pere Milla tras ajustes tácticos por parte del entrenador del Espanyol, Manolo González. A pesar de la inversión veraniega del Atlético para renovar su plantilla, su intento de evolución quedó en el aire en Cornellà.
Mientras el Espanyol logró contener al renovado Atlético, desnudando sus deficiencias en la segunda mitad, los cambios introducidos por Simeone parecieron desarticular la cohesión del equipo. La sustitución de Almada y Baena, quienes habían complementado a Álvarez en la ofensiva, junto con el ingreso de Griezmann y Raspadori, no rindió los frutos esperados, y las carencias técnicas de ambos conjuntos se evidenciaron en una noche calurosa en Barcelona. Sin el deseado control y potencia en ataque, el Atlético se desinfló, cediendo ante un Espanyol que aprovechó cada oportunidad ofrecida por los desajustes madrileños.
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