En una fría noche invernal en Madrid, la Cruz Roja llevó a cabo una iniciativa para visibilizar la dura realidad de las personas sin hogar, permitiendo a voluntarios experimentar de primera mano las dificultades que enfrentan quienes viven en la calle. Este ejercicio de empatía buscó romper con los estigmas que a menudo se asocian con la falta de vivienda, desafiando la noción común de que las personas sin hogar son responsables de su situación. Durante la madrugada, los participantes acompañaron a personas que duermen en parques, bancos y estaciones de metro, conociendo sus historias y constatando que la falta de hogar es un problema complejo, alimentado por la precariedad laboral, problemas de salud mental y rupturas familiares.
La experiencia tuvo un impacto profundo en los voluntarios, quienes reflexionaron sobre la fragilidad de sus propias circunstancias y la delgada línea que puede separar a una persona con hogar de otra sin él. Los testimonios recogidos reflejan que, ante situaciones adversas como la pérdida de empleo o una crisis familiar, cualquiera podría encontrarse sin un techo donde vivir. La actividad, además de sensibilizar, busca promover políticas más inclusivas que ofrezcan soluciones efectivas y dignas para quienes se encuentran en esta situación. La iniciativa servirá también para inspirar un cambio en la percepción social hacia los sin hogar, incentivando un enfoque más humano y solidario.
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