En Chevening House, un retiro conocido por su tranquilidad, se ha transformado en el epicentro de una cumbre de seguridad sobre Ucrania en un momento crítico para el país. El ministro de Exteriores británico, David Lammy, y el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, han liderado una reunión urgente con consejeros de seguridad de Europa, Estados Unidos y Ucrania. Este encuentro se centra en los preparativos para la esperada reunión del 15 de agosto en Alaska entre Donald Trump y Vladímir Putin, que busca trazar un nuevo camino hacia la paz en Ucrania. Lammy y Vance, a pesar de sus diferencias políticas, han encontrado un terreno común en su amistad basada en la religiosidad y experiencias de vida similares. La reunión ha sido organizada tras el anuncio de Trump, alterando las agendas de múltiples líderes.
El primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, han respaldado la cumbre como un espacio crucial para avanzar hacia una paz justa y duradera. Starmer y Zelenski coincidieron en la importancia de mantener la presión sobre Putin para finalizar la hostilidad. Sin embargo, las declaraciones de Trump sugiriendo que Ucrania podría tener que ceder territorio para lograr la paz han sido recibidas con recelo por Kiev y sus aliados europeos. Estos han subrayado su compromiso con una diplomacia constructiva que no viole la integridad territorial de Ucrania, conforme a su Constitución, reafirmando la búsqueda de una solución equilibrada que no socave la soberanía ucraniana.
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