En la madrugada del pasado viernes, activistas de Palestine Action ingresaron a la base aérea de Brize Norton en el Reino Unido, vandalizando dos aviones militares con extintores llenos de pintura roja y barras de hierro. La acción, capturada y difundida en redes sociales, forma parte de una campaña de protestas contra el uso de la base británica para apoyar operaciones en Gaza. Ante este acto, el gobierno de Keir Starmer ha decidido aplicar leyes antiterroristas para prohibir la existencia de la organización, lo que podría acarrear penas de hasta 14 años de cárcel para sus integrantes. La ministra del Interior, Yvette Cooper, condenó el saboteo y anunció futuras medidas legales.
El incidente ha tensionado aún más el panorama político británico, especialmente dentro del Partido Laborista. La respuesta del gobierno ha provocado manifestaciones en Trafalgar Square y múltiples detenciones, aumentando la presión sobre Starmer, quien enfrenta críticas por su apoyo percibido a las políticas de Israel. La firma legal Kellys Solicitors argumenta que la ilegalización de Palestine Action es un ataque peligroso a las libertades civiles. Mientras tanto, voces históricas de la izquierda británica, como Jeremy Corbyn, se han alzado en contra de las medidas del gobierno, comparando la situación actual con errores políticos del pasado que afectaron gravemente a la izquierda.
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