Un preso, conocido por su historial delictivo en la prisión de Córdoba, fue trasladado al centro penitenciario de Morón de la Frontera. A pesar de sus antecedentes y la recomendación de ser clasificado como de primer grado, que implica un régimen más restrictivo, se encuentra en un módulo ordinario. Esta situación ha suscitado preocupación debido a la potencial peligrosidad del interno y la aparente discrepancia entre su historial y la clasificación asignada.
El Ministerio del Interior ha emitido una orden para restringir el uso de esta figura de clasificación, lo que sugiere un esfuerzo por enderezar las prácticas internas de clasificación penitenciaria. Las autoridades buscan evitar situaciones donde presos con antecedentes significativos puedan estar en condiciones menos vigiladas de lo que su perfil sugiere, pero el caso del prisionero en Morón de la Frontera parece ser un ejemplo de las dificultades en aplicar estas nuevas directrices de manera efectiva.
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