La psoriasis, reconocida como una enfermedad crónica autoinmune, ha registrado un notable incremento en su prevalencia en España en los últimos 15 años. Actualmente, la afección impacta al 2,3% de la población, según los datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Este aumento, cercano al 1% respecto a cifras de años anteriores, pone de manifiesto la creciente preocupación por esta condición cuyas manifestaciones más comunes son las placas rojas y descamativas en áreas como los codos, las rodillas y el cuero cabelludo.
La doctora Libe Aspe, dermatóloga del Hospital Quirónsalud Vitoria, indica que la psoriasis es una enfermedad episódica con una base genética, modulada por los linfocitos T del sistema inmunológico. Estos episodios pueden ser provocados o agravados por factores externos como el clima, el sobrepeso, el tabaquismo, ciertas infecciones y algunos medicamentos. Asimismo, la doctora Aspe resalta cómo los síntomas tienden a mejorar en verano, gracias a la luz ultravioleta, y a empeorar durante el invierno.
Una de las formas más comunes de psoriasis es aquella que afecta al cuero cabelludo, presente en un 60% a 80% de los pacientes. Aunque no resulta en calvicie, sí puede generar una caída temporal del cabello en casos de infecciones o lesiones significativas. La doctora Maribel Martínez, experta en dermatología y tricología, enfatiza el impacto negativo de esta afección en la calidad de vida de los pacientes, debido a las molestias ocasionadas por el picor y la descamación.
El tratamiento para la psoriasis del cuero cabelludo generalmente inicia con productos tópicos, tales como lociones, champús o geles, que se aplican más fácilmente en el cabello. Estos productos contienen corticoides para disminuir la inflamación y agentes queratolíticos que facilitan la eliminación de las escamas. En situaciones más complejas o resistentes a los tratamientos tópicos, se consideran medicamentos orales o biológicos, que se administran por vía subcutánea, para lograr un control más efectivo de la enfermedad.
El enfoque terapéutico debe ser personalizado, permitiendo a los pacientes descansar de la medicación durante las fases menos activas de la psoriasis. La identificación y gestión de los factores desencadenantes, junto con la adaptación de los tratamientos, resultan fundamentales para mejorar el bienestar de quienes sufren esta afección.