En el corazón del emblemático Barrio de Salamanca, en Madrid, ha abierto sus puertas Casa Ceiba, un espacio que promete redefinir la percepción del diseño y la decoración. Localizada en la Calle Villalar, 5, Casa Ceiba se perfila como una experiencia sensorial para los amantes del interiorismo, combinando arte, diseño y cultura en cada rincón.
Esta innovadora propuesta es el resultado del trabajo conjunto de tres empresarias argentinas: Florencia Miccio, Paz Torino y Victoria García Frugoni. Con trayectorias consolidadas en la arquitectura, el interiorismo y la comunicación, han creado un espacio singular donde cada objeto cuenta su propia historia. Inspiradas en la flor del ceibo, que simboliza raíces profundas y una apertura al mundo, buscan equilibrar lo natural con lo sofisticado.
Casa Ceiba no es solo una tienda de diseño. «No queríamos crear solo un lugar de compras, sino un lugar donde el diseño se sienta, se viva y se disfrute», explican sus creadoras. El resultado es un entorno que invita a experimentar el interiorismo como una expresión cultural, que evoca calidez y autenticidad en cada detalle.
La propuesta artística de Casa Ceiba se enriquece con la colaboración de talentosos artistas internacionales. Sofía Willemoes transforma espacios con sus papeles pintados y murales, llenos de vidas vegetales oníricas. Mirei Monticelli sorprende con sus luminarias escultóricas hechas de Banaca, una fibra artesanal sostenible. Por su parte, Daniel Germani, un referente del diseño contemporáneo, presenta piezas que fusionan funcionalidad y arte.
Además, la arquitecta y artista Bianca Tessore aporta su colección Reinas, celebrando la diversidad y fuerza femenina a través de retratos vibrantes. Casa Ceiba también cuenta con una colección propia de muebles y objetos exclusivos, creados en colaboración con artesanos locales, fortaleciendo así el vínculo entre tradición y creatividad.
A medida que se consolida como un referente del interiorismo en la capital, Casa Ceiba ofrece más que una experiencia comercial. Permite a sus visitantes sumergirse en narrativas estéticas, convirtiendo cada espacio en un lugar de descubrimiento donde los artefactos no solo embellecen, sino que también cuentan historias y reflejan la identidad de quienes los eligen.