La violencia contra los niños ha sido reconocida como una crisis global de proporciones alarmantes, afectando a millones de menores en diversos contextos como hogares, escuelas y el entorno digital. Este jueves, la urgencia de enfrentar este problema ha reunido a líderes de todo el mundo en Bogotá, Colombia, donde se lleva a cabo la Conferencia Mundial Ministerial para poner fin a la violencia contra los niños. El evento es resultado de los esfuerzos del gobierno colombiano junto con Suecia, UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con la participación de más de 1,400 representantes de diferentes naciones y sectores, la conferencia ha sido el escenario para sellar compromisos significativos que buscan erradicar el abuso infantil y proteger a los menores de la explotación. Un hito importante de esta reunión es la decisión de prohibir los castigos físicos en nueve países, una práctica que afecta a tres de cada cinco niños en sus hogares. Además, diferentes gobiernos han prometido mejorar la asistencia a víctimas y abordar el acoso escolar, incrementando las inversiones en apoyos para la crianza adecuada.
Las cifras presentadas en la reunión son impactantes. Se estima que más de mil millones de niños, más de la mitad de la población infantil mundial, sufren algún tipo de violencia, pero solo la mitad de estos lo reportan, y menos del 10% recibe ayuda. De hecho, cada trece minutos, un niño o adolescente es asesinado, sumando 40,000 muertes evitables cada año.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha enfatizado que la violencia contra los niños es un problema prevenible, insistiendo en que las medidas adoptadas durante la conferencia podrían cambiar el rumbo de esta situación si son implementadas con eficacia. Subrayó la importancia de crear entornos seguros y de enfrentar el creciente problema del abuso en línea.
Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, destacó la necesidad de reconocer las formas de violencia menos visibles, como las implicaciones del cambio climático en la infancia. Durante su intervención, señaló: «la violencia no proviene del violador, sino del poder», refiriéndose a los conflictos que afectan a los niños en zonas de guerra y a políticas públicas que perpetúan ciclos de sufrimiento.
La conferencia en Bogotá no solo busca visibilizar esta crisis, sino también instaurar un compromiso global para implementar políticas efectivas que garanticen el bienestar y desarrollo seguro de los niños. Se plantea así un desafío esencial para proteger la infancia frente a un escenario mundial que, en muchas ocasiones, parece adverso.