Con la llegada del calor, es común buscar alternativas más refrescantes para disfrutar de nuestro alimento favorito, la pasta. Una opción destacada es la ensalada fría, también conocida en Italia como «pasta fredda». Este plato permite alejarse de las lasañas y pastas al horno, sin sacrificar sabor ni nutrición. Existen dos técnicas para enfriar la pasta: la directa, que consiste en pasarla por agua fría y secarla, y la indirecta, mezclándola con un aliño frío. Ambas, acompañadas de una pasta de calidad, aseguran una textura óptima.
Una receta ideal combina calabacines cocidos hasta formar una “salsa vegetal”, acompañados de queso feta, hierbabuena y un toque de vinagre. La preparación es sencilla y rápida, requiriendo solo encender el fuego. El calabacín se dora con ajo en aceite de oliva antes de ser mezclado con el queso desmenuzado y la hierbabuena. La pasta, cocida al dente y enfriada, se incorpora a esta mezcla, creando un platillo fresco y con equilibrio perfecto entre sabores ácidos y salados. Esta ensalada puede prepararse con antelación y servirse tras unas horas en el refrigerador, lista para deleitar en cualquier ocasión veraniega.
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