La decisión de la presidencia de Les Corts Valencianes de no conmemorar el 25 de abril, histórico día institucional de la Cámara autonómica, ha generado una significativa controversia. Esta suspensión, respaldada por todos los integrantes del órgano rector, incluida la representante de Compromís, ha puesto sobre la mesa la cuestión de la vigencia de tal efeméride en el contexto actual. Los argumentos de polarización política parecen poco sólidos en un entorno donde el «parlamentarismo polarizado» es ya una característica común de muchos legislativos. Además, algunos sugieren que el luto colectivo por la tragedia reciente en la comunidad sería una razón más comprensible para el aplazamiento. Complica más la situación el hecho de que una comisión parlamentaria de investigación aún no ha comenzado sus trabajos mientras el Senado avanza con la suya.
Internamente, Les Corts enfrentan dificultades en reflejar la pluralidad política entre sus órganos. El intento socialista de excluir a Compromís de la Mesa fue evitado gracias a la intervención del grupo mayoritario, aunque la reciente exclusión de la segunda fuerza parlamentaria tras la dimisión de Gabriela Bravo señala un problema de representatividad. Este escenario pone en duda la fecha del 25 de abril, vinculada a la derrota en la Guerra de Sucesión, como una auténtica celebración del autogobierno valenciano. En contraste, existe una reflexión sobre fechas que más adecuadamente podrían representar la esencia y legitimidad democrática de Les Corts, como el Nou d’Octubre o su fecha de constitución. Cambiar la conmemoración a otras instituciones, como la Diputación Provincial, podría agravar las divisiones actuales, en vez de fomentar la unidad deseada.
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