Yekaterina Savelievna fue una mujer formidable, perteneciente a las 30,000 víctimas judías asesinadas por los nazis cerca de Berdichev en 1941. Nacida en 1871 en Odesa, Yekaterina se destacó por su independencia y emprendimiento, estudiando en Francia y casándose con un italiano, antes de enamorarse del ingeniero Semyon Grossman. Ella fue la madre del destacado escritor Vasili Grossman, conocido por obras como «Estalingrado» y «Vida y destino». A través de estas narraciones, Grossman recrea la figura de su madre, reflejando su profundo afecto y la intensa culpa que sentía por no haber podido salvarla de las atrocidades nazis, convirtiéndola en un símbolo de amor y sacrificio materno.
La obra de Grossman no solo es un homenaje a su madre, sino también una reflexión sobre la pérdida y la memoria. A menudo, incorpora elementos autobiográficos, explorando sus propios sentimientos de dolor y arrepentimiento. En septiembre de 1950, escribió cartas en memoria de Yekaterina, alimentando la esperanza de una conexión eterna más allá de la muerte. A través de su literatura, Grossman invita a los lectores a compartir su dolor, destacando la universalidad de la tragedia y la importancia de preservar la memoria para evitar que las heridas del pasado se desvanezcan en el olvido. En sus escritos, el autor busca consuelo y rescata la esencia de aquellos que han desaparecido, garantizando que su legado perdure y, al mismo tiempo, desafía a quienes critican esta introspección personal como una invaluable conexión humana.
Leer noticia completa en El Pais.