Evyatar David, un músico cuyos sueños de recorrer el mundo con su arte se han visto truncados, permanece en cautiverio por Hamas. En este angustiante escenario, David experimenta torturas constantes y fue forzado a presenciar la liberación de algunos de sus compañeros, una situación que describe como una mezcla de esperanza y desesperación al encontrarse casi en libertad. Sus allegados, quienes lo conocían como una persona llena de energía y vitalidad, apenas logran reconocerlo ahora. El deterioro es notable: sus familiares y amigos lo describen como «solo piel y huesos», atrapado en un túnel y sufriendo las duras condiciones de su encarcelamiento.
La situación de Evyatar David resalta la crueldad del conflicto y las complejidades de las negociaciones para la liberación de rehenes. Los esfuerzos diplomáticos se mantienen en curso, pero el tiempo y las condiciones parecen desgastar cada vez más a los cautivos y a sus familias, quienes viven en una constante espera y angustia. Este caso se ha convertido en un símbolo de las duras realidades que sufren las víctimas del conflicto, mientras el mundo contempla la incertidumbre de cuando podrán regresar a casa aquellos que aún permanecen atrapados.
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