Inés Sorel, la primera mujer en usar un collar de diamantes en Francia, marcó la historia con su «Mi argolla». Las joyas, inicialmente incómodos símbolos de estatus, se convirtieron en salvoconductos para la independencia femenina en el siglo XX. Las mujeres ahora compran joyas por gusto y capacidad, transformándolas en accesorios modernos y versátiles. Este cambio se refleja en los Premios de Joyería y en figuras como Esther Cañadas, quien en una sesión fotográfica en Roma, mostró su singular talento y trayectoria en alta moda.
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