En «Todo sobre mi madre», la Agrado pronuncia un monólogo que resuena como una profecía moderna. Afirma: “Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma”, una reflexión que podría ser el lema de muchas clínicas estéticas. En este contexto, figuras públicas como Jorge Javier Vázquez ejemplifican la presión de adaptarse a ideales de belleza a través de la cirugía plástica. A medida que personas como Vázquez, Courteney Cox y Mickey Rourke desafían el paso del tiempo y buscan cumplir deseos estéticos, la cirugía plástica se convierte en un fenómeno cultural impulsado por el miedo al envejecimiento y la aspiración de juventud eterna.
El auge de la cirugía estética, reflejado en el notable incremento de procedimientos en España y EE. UU., genera debates sobre su impacto psicológico y social. Mientras que la medicina tradicional trata patologías existentes, la cirugía estética responde al deseo de cumplir sueños personales de belleza. Sin embargo, investigaciones indican que los beneficios percibidos pueden ser pasajeros, con un estudio mostrando que, a largo plazo, la salud mental podría deteriorarse tras dichas intervenciones. A pesar de estas preocupaciones, la tendencia no parece disminuir, alimentada por la omnipresencia de imágenes de cuerpos perfectos en los medios y la noción de que mejorar físicamente es una manifestación de éxito personal. La autenticidad, entonces, podría no residir en la transformación física, sino en abrazar la propia identidad sin ceder a presiones externas.
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