Hace casi un mes, el juez Michael Jesic permitió que los hermanos Menéndez, condenados por el asesinato de sus padres hace 35 años, continuaran su lucha por una nueva sentencia. Tras siete meses de deliberaciones, Jesic ha decidido cambiar su cadena perpetua a una condena de 50 años, lo que les ofrece la posibilidad de solicitar libertad condicional. Este fallo se produce en un contexto de amplia atención mediática y política, con el fiscal de Los Ángeles, Nathan Hochman, oponiéndose firmemente a su liberación, alegando que los hermanos han mentido sobre aspectos cruciales del caso. Sin embargo, Jesic ha mencionado que el futuro de su liberación dependerá de una junta que incluye al gobernador de California, Gavin Newsom.
Tras conocer la nueva sentencia, Lyle y Erik expresaron su remordimiento por el asesinato de sus padres en 1989, aceptando públicamente la responsabilidad de sus acciones. Desde su encarcelamiento, ambos han buscado la reinserción, obteniendo títulos académicos y contribuyendo dentro de la prisión. Sin embargo, el caso sigue generando divisiones políticas. Newsom, quien ha manifestado interés por reformar el sistema de libertad condicional, podría tener la última palabra en el proceso. Dos audiencias de clemencia están previstas para junio, pero la reciente sentencia y la reducción de condena podrían acelerar su posible liberación. Según expertos, las declaraciones públicas y los cambios en el entorno legal podrían influir significativamente en el desenlace del caso.
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