La drástica reducción de fondos por parte de varios países, entre ellos Estados Unidos, a las agencias de la Organización de las Naciones Unidas ha encendido luces de alarma en lo que respecta a la salud pública global. La Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) han alertado sobre las devastadoras consecuencias que estas decisiones podrían tener en avances conseguidos durante décadas.
La OMS se ha detenido especialmente en el impacto sobre la lucha contra la tuberculosis, una enfermedad que continúa cobrándose vidas a nivel mundial. Con los fondos destinados a la prevención, diagnóstico y tratamiento en peligro, esta organización teme por la salud de millones de personas. Regiones como África, el sureste asiático y el Pacífico occidental, que dependen en gran medida de la ayuda internacional, podrían experimentar un retroceso significativo en sus programas de salud.
Tereza Kasaeva, directora del Programa Mundial de la OMS sobre Tuberculosis, ha advertido que la reducción de apoyo, ya sea financiera o política, podría desencadenar consecuencias devastadoras para millones en todo el mundo. La urgencia de estos recortes coincide con un periodo crítico en el que la prevención y tratamiento de la tuberculosis son más necesarios que nunca.
UNICEF también comparte su preocupación, destacando cómo los recortes afectan directamente a millones de niños en situación de vulnerabilidad extrema. Según Catherine Russell, directora ejecutiva del organismo, la reducción de financiamiento llega en un momento crítico y limita la capacidad de proporcionar vacunaciones esenciales, educación y servicios de salud a niños afectados por conflictos.
El UNFPA ha sido otro organismo gravemente afectado tras la cancelación de subvenciones estadounidenses cercanas a los 290 millones de dólares. La falta de recursos impactará de manera directa en los servicios de salud materna y de protección contra la violencia para mujeres y niñas en más de 20 países en crisis.
Las agencias afectadas no solo resaltan la amenaza inmediata que representan estos recortes, sino también el impacto a largo plazo en la continuidad de programas que han salvado millones de vidas. La OMS destaca que tan solo el año pasado, sus esfuerzos evitaron aproximadamente 3,65 millones de muertes por tuberculosis.
Frente a esta situación, las agencias instan a la comunidad internacional a actuar con urgencia y asegurar el financiamiento necesario para seguir apoyando a los más vulnerables. La falta de una respuesta colectiva y coordinada podría deshacer logros significativos en la salud global, poniendo en riesgo generaciones futuras y el bienestar de muchos países. Con el compromiso de seguir luchando por la salud y bienestar mundial, las agencias llaman a un esfuerzo compartido para mitigar los efectos de estos recortes presupuestarios y proteger los avances en salud pública.