Hace más de dos décadas, Raquel Morillas se catapultó a la fama como una de las concursantes más memorables de la tercera edición de Gran Hermano. Su carisma, sus tramas en el reality y su romance con Noemí Hungría la llevaron a convertirse en un rostro habitual de la televisión en los años 2000. Sin embargo, su vida dio un giro drástico el 2 de junio de 2003, cuando sufrió un grave accidente de coche que la dejó con secuelas físicas significativas, incluyendo desfiguraciones y una incapacidad del 41%. A pesar de las adversidades, Morillas ha tratado de mantener una actitud positiva, convirtiendo su historia personal en un ejemplo de superación.
Recientemente, la exconcursante ha compartido su lado más vulnerable a través de las redes sociales, donde publicó un mensaje que refleja su lucha interna: «A veces necesito ver mi cara normal». Su selfie con un filtro embellecedor evidencia el impacto emocional que sigue teniendo el accidente en su vida. A pesar de haberse resignado a la idea de que el dolor nunca desaparecerá por completo, Morillas, quien actualmente trabaja en la ONCE y disfruta de una vida tranquila junto a su pareja, Noah Soriano, continúa enfrentando sus miedos con una notable fortaleza.
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