En 1978, Georges Perec se inspiró en la estructura de «I Remember» de Joe Brainard para crear «Je me souviens», un libro compuesto por 480 recuerdos personales expresados en frases breves y superficiales. Su enfoque evitaba la proliferación de detalles, logrando que las personas de su generación se sintieran identificadas con recuerdos compartidos, desde melodías estacionales hasta costumbres olvidadas. Esta obra ofrecía páginas en blanco al final, invitando a los lectores a añadir sus propias memorias, sugiriendo que cada persona posee su propia experiencia única del día a día. Emili Manzano recoge este testigo en su obra «Me’n record», donde homenajea a Perec y Brainard, y se entrega a la nostalgia a través de una narrativa que contempla su vida como un collage de recuerdos autobiográficos, instantáneas culturales y observaciones sociológicas, todo bajo el tenue sonido del «me’n record».
Emili Manzano en «Me’n record» confiesa que sus primeras experiencias literarias fueron imitativas, aceptando la sencillez que ofrece el formato de lista. Sin embargo, su obra se diferencia al transformar momentos triviales en un mosaico literario enriquecido con una emotividad que explora la gratitud, la serenidad de lo cotidiano y la vitalidad que otorga la madurez. Al recordar detalles como la formación de bruma en una copa de anís o la sabiduría de Ana María Matute sobre la eternidad de la infancia, Manzano ilustra cómo la memoria fija momentos en el corazón. Al seguir el principio de Elias Canetti, «encontrar más de lo que se ha perdido», el autor consigue que una vida ordinaria, al igual que las de todos, se erija en un manifiesto personal contra el olvido, revelando que la buena literatura es esa batalla constante por conservar la esencia de lo vivido.
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