La industria alimentaria continúa adaptándose a las preferencias cambiantes de los consumidores, quienes ahora muestran una especial predilección por el pan de molde sin bordes. Este producto, tradicionalmente asociado a los almuerzos infantiles, ha ganado relevancia entre un público más amplio, dándole un nuevo aire al humilde sándwich. Por otro lado, el jamón de york, tras ciertos altibajos en su popularidad, ha logrado recuperar su estatus en el mercado, reflejando un cambio en la percepción de su calidad y versatilidad culinaria.
El sector quesero tampoco se queda atrás, con un notable resurgimiento. Las lonchas de queso han encontrado una nueva vida entre los consumidores, gracias a su capacidad de derretirse al punto perfecto, evocando comparaciones con figuras resucitadas del pasado. Este renovado interés ha llevado a su comercialización en paquetes especiales, donde se ofrece tres porciones a un precio de 12 euros, destacando tanto por su calidad como por su accesibilidad en la mesa diaria.
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