La percepción del feminismo por parte de la generación Z ha cambiado drásticamente en los últimos años. Daniel de Pedro, un joven de 22 años, considera que el feminismo es un movimiento «intrusivo» que no representa sus intereses. Asegura que los jóvenes han superado el machismo y no ven desigualdad entre géneros, sino una lucha constante por el poder. Este sentimiento se refleja en una disminución del apoyo al feminismo entre los jóvenes españoles, que ha caído del 64% en 2019 al 54% en 2023, según un informe del Injuve. La polarización se intensifica, con un notable descenso del apoyo entre los hombres, mientras que las mujeres jóvenes siguen identificándose más con el movimiento.
El sociólogo Lionel Delgado apunta que la desmovilización post-pandemia, la institucionalización del feminismo y la influencia de discursos negacionistas en línea han exacerbado esta situación. Muchos chicos encuentran validación en espacios digitales que critican el feminismo y reivindican posturas tradicionales, a menudo respaldadas por fuerzas ultraconservadoras. Mientras las mujeres jóvenes continúan identificándose en mayor medida con el feminismo, el rechazo hacia su etiqueta ha crecido. Sin embargo, en su día a día, los jóvenes presentan actitudes y comportamientos que reflejan valores feministas, a pesar de la confusión que rodea el concepto y de la falta de pedagogía que ha impedido acercarles al movimiento de manera efectiva.
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