La paradoja de tener un empleo pero seguir viviendo en la pobreza afecta a casi tres millones de trabajadores en España, según un informe de Oxfam Intermón. A pesar de la reducción del desempleo y el aumento en la creación de empleo, especialmente entre jóvenes y mujeres, muchas personas no experimentan una mejora en su calidad de vida. En sectores como la agricultura y el trabajo doméstico, tres de cada diez trabajadores viven en la pobreza, mientras que los autónomos no están exentos de esta problemática. Esta situación pone de manifiesto las deficiencias del sistema productivo y económico del país, el cual perpetúa empleos precarios con bajos salarios. Además, la crisis de precios en el sector de la vivienda exacerba la situación, haciendo que los gastos de alquiler o hipoteca consuman hasta el 79% de los ingresos en los hogares más vulnerables.
La pobreza laboral también refleja las desigualdades de género y origen en la sociedad española. Los hogares monoparentales, en su mayoría encabezados por mujeres, y las personas nacidas fuera de la UE, experimentan tasas significativamente más altas de pobreza. Las mujeres deben lidiar con la imposibilidad de conciliar su trabajo con las responsabilidades del cuidado de los hijos, mientras que los migrantes enfrentan obstáculos adicionales como la discriminación y la falta de reconocimiento de sus cualificaciones. La renuncia a una vida digna incluye sacrificar el ocio, la salud y la educación. Ante este panorama, Oxfam Intermón propone fortalecer los contratos a tiempo parcial y los mecanismos de inspección para combatir la explotación laboral en sectores muy afectados. La demanda es clara: garantizar que trabajar ofrezca algo más que una mera supervivencia, otorgando dignidad y derechos a toda la población laboral.
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